Queridos papás y mamás...
En 1959, la Asamblea General de la ONU, formuló 10 Derechos en los que se especificaba, que todos los niños del mundo, sin distinción de sexo, raza o religión, tienen derecho entre otras cosas, a un nombre y una nacionalidad, a la salud, a la educación, a ser queridos, a una familia y así, hasta completar esos primeros 10 Derechos que se formularon, y progresivamente, han ido ampliándose...
Por tanto, cada año, el 20 de Noviembre, en todos los centros educativos, y en todos los rincones del mundo, se celebra el Día de los Derechos de la Infancia, sobre todo, para que nunca olvidemos, los privilegios que tenemos, y que en muchos rincones de la tierra, aún hay niños que se ven privados de los más mínimos derechos, y que viven explotados en el trabajo, sin saber lo que es jugar, sin el cariño de una familia, pasando hambre, miedo y soledad, y que precisamente, por ellos, todos los adultos, así como la sociedad en pleno, tienen el DEBER Y LA OBLIGACIÓN de luchar y velar por ellos, hasta que llegue el día, en que ni un sólo niño sobre la tierra esté en el olvido...
Así que, las seños, tratamos de que los niños, nuestros niños y niñas, comprendan en la medida de lo posible de acuerdo con su edad y madurez, que tienen una serie de Derechos que este año hemos trabajado a través de personajes que para ellos sean cercarnos, personajes de cuentos clásicos o del entorno de la fantasía.
Así en la clase de 3 años A, se ha trabajado el Derecho a una vivienda digna, a través de los 3 cerditos que perdieron su casa.
En la clase de 3 años B, se ha trabajado el Derecho a la Sanidad, a través del Soldadito de Plomo, al que le faltaba una pierna.
En la clase de 4 años A, se ha trabajado el Derecho a la Educación, en la figura de Caperucita Roja, que andaba todo el día por el bosque, sin poder asistir al cole y aprender.
En la clase de 4 años B, se ha trabajado el Derecho a la Familia, a través de Bambi, que perdió a su mamá, pero que tiene derecho a encontrar otra familia que le quiera y le cuide.
En la clase de 5 años A, se ha trabajado el Derecho a la Integración de Razas, a través de los 3 Reyes Magos, que a pesar de ser de orígenes diferentes, convivieron en un largo viaje para adorar al Niño Jesús, y a los que cada año, pedimos por igual que hagan realidad nuestros sueños.
Y en la clase de 5 años B, se ha trabajado el Derecho a ser respetado y querido no por la apariencia física, sino por nuestras obras y nuestro corazón, encarnados en la figura de "la Bestia" tras la que se escondía un corazón enorme.
Los niños y niñas se sensibilizan muchísimo a estas edades con todo el que sufre y lo pasa mal. Sus corazones son generosos y no entienden de razas o diferencias. Para ellos todo se simplifica. Somos personas, son niños como ellos y por tanto, son aceptados todos aquellos que llegan a su clase.
Desgraciadamente, conforme vamos creciendo, la sociedad y los prejuicios del entorno, nos van encaminando hacia otros pensamientos, pero es precisamente ahí, en sus adultos de referencia más cercanos, familia y escuela, donde hay que actuar, para que los niños no pierdan la generosidad que les caracteriza ni la grandeza de su corazón.
Todos nacemos iguales en este mundo. A todos nos late un rojo corazón dentro del pecho a pesar del color exterior que tenga nuestra piel. Y si hay algo en esta vida importante, es ese corazón, las emociones y sentimientos que alberga, que es el que hace de nosotros grandes personas.
Desde aquí queremos recordaros, que este 20 de Noviembre es el día de todos los niños del Mundo, y que cuando miréis a vuestros hijos, y los veáis crecer sanos, felices y con todos sus derechos, dediquéis unos segundos también a recordar, a todos aquellos niños que en cualquier rincón del planeta, no tienen tanta suerte, y que esperan de nosotros, los adultos, una mirada, una sonrisa y el compromiso de que algún día, ningún niño se vea privado de sus derechos, y para eso, Familia y Escuela, tenemos una gran labor y una enorme tarea por delante.
A veces los adultos nos preocupamos de cosas sin importancia, y se nos olvida que mientras un sólo niño sufra en el mundo, tenemos una enorme tarea por delante.
Así que lancemos un deseo al viento para todos los niños del mundo y que el viento que todo lo ve, se lo lleve hasta sus oídos, para que sepan, que no están solos "Que todos los niños del mundo, sean felices y vivan en Paz".
Con todo el cariño de las seños y de los pekes del Cervantes.
